Allá, donde los caminos se borran, donde acaba el silencio, invento la desesperación, la mente que me concibe, la mano que me dibuja, el ojo que me descubre. Invento al amigo que me inventa, mi semejante; y a mi contrario: torre que corono de banderas, muralla que escalan mis espumas, ciudad devastada que renace lentamente bajo la dominación de mis ojos.

CONTRA EL SILENCIO Y EL BULLICIO INVENTO LA PALABRA, libertad que se inventa y me inventa cada día.

Octavio Paz

IMÁGENES EN LIBERTAD

viernes, 22 de octubre de 2010

OTROS VENDRAN, DIJO PACO

Para leer con música de fondo






Poemas de Francisco Urondo






Argentina


es este un país en el cual se fornica a toda hora

en la hora de la serenidad y en la del peligro

se fornica con esposas propias y ajenas

con parientes

en grupos de toda edad

hombres entre sí mujeres entre ellas

fornican como pueden en este país

en este país se fornica sin alegría

no se ama como uno quisiera

en este país estamos muy tristes

nos ha ocurrido una desgracia

y ahora no hay sosiego en el corazón desorientado

y se tiene miedo

y todos quisieran abandonarse

y claman por una tregua

y no pueden amar como soñaron

ni reconocer que otros vendrán

sin nuestro señorío sin nuestra incapacidad









Amarla Es Difícil


Es buena, cuando duerme;

el calor de su cuerpo es un puñal de vidrio

que remonta los sueños.
Cuando calla, es buena


y su voz una premonición olvidada y peligrosa

que arruina el silencio.
Cuando grita o llora

o se lamenta o se divierte o se cansa,

nada puede contener

este dolor alegre que envenena

mis sueños y mi soledad.

Por eso es difícil pensar

en ella, en su cara bondadosa;

abandonarse; por eso

es una cobardía retenerla

y dejarla ir, una pavorosa crueldad.

A veces, cuando lo pienso,

no se qué hacer con ella,

con este destino luminoso








Ave Del Paraíso




Sos como una perdiz empollando, todo

el día en la cama; reina de la indolencia,

cuidando todo el día que no se vaya el calor.
Sacerdotisa mía, panadera,

dame esa hostia para ingresar al cuerpo

de la bondad; andariega, zapato tibio para insultar y acariciar.
Perdiz que viene volando y aterriza y queda suspendida

sobre mi corazón, como una escarapela, como una fiesta

nacional. Sal y harina. Pereza, panadera.







Fin Y Principios


Estoy en los ruidos de la tristeza,

en las tablas de la perdición,

en el aire de este tiempo maldito, infortunado;

llovizna criminal y sucia.


En aventuras, en la queja

del muerto y el terror de los vivos y el soplo

de los convalecientes.


Estoy en el clamor encontrado, fuera

de la felicidad y el fascismo y el olvido sin escuchar

la clausura y la ausencia,

sin tolerar la conmiseración, o desconocer

la alegría o la bondad o el dolor del caído.


Sin sentir resignaciones, sufriendo con rabia

la esperanza, viviendo a mi manera.



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