Allá, donde los caminos se borran, donde acaba el silencio, invento la desesperación, la mente que me concibe, la mano que me dibuja, el ojo que me descubre. Invento al amigo que me inventa, mi semejante; y a mi contrario: torre que corono de banderas, muralla que escalan mis espumas, ciudad devastada que renace lentamente bajo la dominación de mis ojos.

CONTRA EL SILENCIO Y EL BULLICIO INVENTO LA PALABRA, libertad que se inventa y me inventa cada día.

Octavio Paz

IMÁGENES EN LIBERTAD

lunes, 18 de octubre de 2010

DOS DE UNO: ROBERTO JUARROZ

El amor empieza cuando se rompen...

El amor empieza cuando se rompen
los dedos

y se dan vuelta las solapas del traje,

cuando ya no hace falta pero tampoco

sobra

la vejez de mirarse,

cuando la torre de los recuerdos, baja o

alta,

se agacha hasta la sangre.
El amor empieza cuando Dios termina
Y cuando el hombre cae,

mientras las cosas, demasiado eternas,

comienzan a gastarse,

y los signos, las bocas y los signos,

se muerden mutuamente en cualquier

parte.
El amor empieza
cuando la luz se agrieta como un

muerto disfrazado

sobre la soledad irremediable.
Porque el amor es simplemente eso:
la forma del comienzo

tercamente escondida

detrás de los finales.


El centro del amor...

El centro del amor

no siempre coincide

con el centro de la vida.

Ambos centros se buscan entonces

como dos animales atribulados.

Pero casi nunca se encuentran,

porque la clave de la coincidencia es otra:

nacer juntos.

Nacer juntos,

como debieran nacer y morir

todos los amantes.

Roberto Juarroz










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